
Empieza con la creación del Imperio cuando los nativos eran idólatras y caníbales, a diferencia de los incas civilizados. Los primeros Incas, Manco Cápac y Mamá Ocllo, eran descendientes del Sol y la Luna. Este primer rey establece una serie de leyes y pautas para la nueva civilización, que se dicen que son directivas del dios del Sol y que se siguen por todas las generaciones subsiguientes. Los Incas intentan conquistar sin violencia y con frecuencia pueden convencer a la gente de otras naciones para convertirse en vasallos por razonar con ellos.
Uno de los temas primarios que se ve es la frecuencia de los malentendidos entre los indígenas y los españoles a causa del lenguaje y dificultades de interpretación. Esas barreras lingüísticas complican aun más los asuntos religiosos, dado que los españoles atribuyen erróneamente costumbres idolatras a los Incas. Garcilaso pretende corregir esas creencias falsas y explica que la religión incaica es similar al Catolicismo: aunque adoran al Sol, su dios verdadero es Pachacamac, la deidad espiritual que ellos consideran el gran creador del mundo. Garcilaso se pone en posición de autoridad en cuanto a estos asuntos por su familiaridad con ambos el lenguaje y la cultura de los Incas.
El relato histórico termina con la descripción de la caída del Imperio Incaico. Cuenta como el dios Viracocha aparece a un príncipe desterrado, quien luego se apropia del nombre del dios, que le amonesta de la llegada de unos invasores que vienen y que merecen su reverencia. A causa de esta historia, al llegar los españoles años más tarde, reciben una bienvenida sin reservas a una sociedad ya en tumulto. El Imperio se ha dividido, contra las leyes antiguas de los Incas, entre Huáscar, el primogénito y Atahualpa, su hermano, un hijo ilegítimo del previo rey. Atahualpa se caracteriza como villano que intenta y logra conquistar el imperio entero. Es aquí donde se termina el libro, para continuarse en la segunda parte, Historia general del Perú.
CRITICA DE MASSIEL CASTRO QUISPE:
Uno de los temas primarios que se ve es la frecuencia de los malentendidos entre los indígenas y los españoles a causa del lenguaje y dificultades de interpretación. Esas barreras lingüísticas complican aun más los asuntos religiosos, dado que los españoles atribuyen erróneamente costumbres idolatras a los Incas. Garcilaso pretende corregir esas creencias falsas y explica que la religión incaica es similar al Catolicismo: aunque adoran al Sol, su dios verdadero es Pachacamac, la deidad espiritual que ellos consideran el gran creador del mundo. Garcilaso se pone en posición de autoridad en cuanto a estos asuntos por su familiaridad con ambos el lenguaje y la cultura de los Incas.
El relato histórico termina con la descripción de la caída del Imperio Incaico. Cuenta como el dios Viracocha aparece a un príncipe desterrado, quien luego se apropia del nombre del dios, que le amonesta de la llegada de unos invasores que vienen y que merecen su reverencia. A causa de esta historia, al llegar los españoles años más tarde, reciben una bienvenida sin reservas a una sociedad ya en tumulto. El Imperio se ha dividido, contra las leyes antiguas de los Incas, entre Huáscar, el primogénito y Atahualpa, su hermano, un hijo ilegítimo del previo rey. Atahualpa se caracteriza como villano que intenta y logra conquistar el imperio entero. Es aquí donde se termina el libro, para continuarse en la segunda parte, Historia general del Perú.
CRITICA DE MASSIEL CASTRO QUISPE:
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